GRAVITY



Asfixiante belleza.

A los que nos gusta el cine suele salirnos de vez en cuando un deje friki y algo pedante que nos lleva a presumir de que ya lo hemos visto todo en la gran pantalla, alardeando sobre lo difícil que es que una película nos sorprenda. Sin embargo, ocasionalmente sucede que aparece algún director que nos calla la boca. El mexicano Alfonso Cuarón es uno de ellos, y además tiene el mérito de haberlo conseguido dos veces: una hace siete años con la magnífica Hijos de los Hombres y sus imposibles planos secuencia y ahora con esta impagable Gravity, una obra concebida y ejecutada con un único fin, el de sobrecogernos y enseñarnos que en lo que a las películas de temática espacial se refiere no estaba todo dicho.

Mucho puede escribirse y mucho se está escribiendo de Gravity, todo maravillas por cierto, y creo que con justicia. Cualquier virtud que se destaque de esta película es bien merecida y es posible que hasta se quede corta. Afirmar esto con rotundidad puede parecer exagerado, lo sé, pero esa es la sensación que aún me queda días después de haberla visto. Pocas obras dejan un poso con tan buen sabor de boca como lo hace esta. Cuarón lo consigue mediante un espectáculo que hace que suenen en nuestra mente dos frases que cualquier espectador desea decir cuando ve una película: "Esto no se había visto nunca antes en el cine" y "No sé como narices han conseguido rodar esto".

Partimos de un hecho indiscutible, y es que la premisa inicial del guión es más simple que el mecanismo de un botijo: dos astronautas se quedan aislados en el espacio flotando ingrávidos y deben encontrar el modo de volver a la Tierra. Ya está. A eso se ciñe la historia.  Esto no es necesariamente algo malo, la simplicidad del núcleo argumental no tiene por qué significar que el guión sea algo pobre. Lo importante es que el razonamiento de cómo se va desarrollando esa idea "simple" sea sólido y esté bien construido, que las decisiones de los protagonistas sean coherentes con la trama y que la resolución de por qué se pasa de un punto A a un punto B tenga sentido. Todo eso aquí se consigue y con ello Cuarón coge un punto de partida sencillo para convertirlo en un entretenimiento sobresaliente que apenas concede tregua para respirar, sumergiéndonos del todo en la historia hasta conseguir que abandonemos la sensación de estar viendo una película para empezar a creer que realmente estamos dentro de ella.


Eso es quizá lo más valioso que ofrece Gravity y la palabra que mejor la define: inmersión. Porque hace sentir al espectador como si de verdad estuviese ahí flotando con los astronautas en el vacío del cosmos. Nunca antes nos habían mostrado de una manera tan creíble el trabajo en una estación espacial, convenciéndonos de que es exactamente tal y como se ve en la pantalla, sin trampa ni cartón. Es tal esa sensación de inmersión, que a los pocos minutos de empezar la película ya experimentamos algo que todos intuimos aun sin haber sido nunca astronautas: que estar flotando en el espacio es una experiencia hermosa, pero también aterradora, muy aterradora. Y es que incluso en los momentos previos al catalizador de la acción cuando aún no ha pasado nada, mientras somos testigos de la rutina de los astronautas sin que todavía haya sucedido ningún incidente, ya sentimos lo intimidatorio y amenazante del espacio vacío y negro que constituye el gran villano al que hay que temer en esta película.  Ese es, en fin, uno de los grandes logros de Gravity, hacernos conscientes de que pocas veces vamos a estar tan cerca de saber qué se siente de verdad estando flotando en el cosmos, con nuestro planeta visto desde el exterior como el único e impagable paisaje que nos acompaña

No cabe duda de que esa sensación de realismo e inmersión se consigue en gran medida gracias al trabajo técnico de la cinta, y me estoy refiriendo tanto a los efectos especiales como al modo de rodar de Cuarón. Es esta una de las virtudes que más se está destacando en los medios cinéfilos, y con razón. Hay tomas que sencillamente parecen imposibles de realizar, que como ya he dicho al principio hacen que te preguntes cómo han conseguido rodar esa escena. Ya antes de su estreno oficial fueron noticia los halagos que James Cameron había brindado hacia Gravity tras verla en la Mostra de Venecia, llegando a decir que era la mejor película del espacio jamás rodada y que le había dejado absolutamente anodadado. Es verdad que los elogios entre compañeros de la industria al hablar de sus respectivos trabajos es algo frecuente, un modo más de promoción, pero que esas palabras sean tan contundentes como lo fueron y que vengan del padre de Avatar y Titanic (entre muchas otras) dice mucho. Afortunadamente, se confirma que no resultan desacertados los piropos que lanzó el director hacia el trabajo de Cuarón: el acabado técnico de la película es espectacular, innovador y perfecto a partes iguales, acrecentado además si se ve en tres dimensiones.

Y es aquí donde encontramos un doble filo en la película que puede ser virtud y defecto a la vez, el del tantas veces manido 3D. Personalmente, soy de los que están un poco saturados con esa política de reservar sí o sí unas copias para proyectarlas en ese formato.¿Por qué? Pues primero porque se trata de un recurso que no siempre suma al resultado final de la película. No tiene por qué mejorarlo, de hecho la gran mayoría de las veces no lo hace (tampoco es que lo empeore, sencillamente no aporta nada o casi nada). Segundo, porque a veces ese 3D se ha añadido tras filmar con cámaras en formato convencional. Esto en sí no es malo, el problema viene cuando introduces ese añadido posterior de un modo chapucero, con un filtro poco trabajado que no sólo no consigue que se note la diferencia respecto a la proyección en dos dimensiones, sino que además puede resultar hasta molesto. Y así, el que te cobren un extra en los cines por darte unas gafas para ver una película sin que apenas se saque partido a las tres dimensiones, sin que se mejore el resultado de la cinta y consiguiendo únicamente que sientas mareos, obvio es que no resulta una política que pueda atraer al espectador.

Pero volviendo a Gravity, ¿cómo funciona aquí el formato en tres dimensiones? Pues va en la línea del resto de la película: un acierto más. Se dice que ha sido un añadido posterior. De ser eso verdad, es de esas veces que lo han sabido implantar con maestría, haciendo que en esta ocasión el 3D esté más que justificado.Y no porque haya efectos en la película que busquen expresamente jugar con ese recurso (como por ejemplo el clásico objeto que se lanza hacia la cámara, aunque algo de eso también hay), sino porque la sensación de profundidad que se consigue hace que la inmersión antes explicada suba un escalón más. Tanto, que ahí precisamente radica el doble filo apuntado antes: puede ser que la experiencia de Gravity pierda buena prensa al verla en dos dimensiones. Es obvio que si el 3D está bien hecho siempre dará más espectáculo que el formato en dos dimensiones, pero con esta cinta en concreto puede que la merma sea considerable y le repercuta negativamente. No estoy diciendo ni mucho menos que el que la vea sin el 3D vaya a encontrarse con una película más, del montón. Para nada, Gravity es una maravilla a todos los niveles se vea en tres o en dos dimensiones, pero en esta ocasión el 3D es especialmente destacable y eso podría hacer que injustamente se formase la idea equivocada de que sólo merece la pena verla en ese formato, desmereciendo las muchas otras virtudes que tiene la película. No es eso, la película sigue siendo bonita, terrorífica y claustrofóbica a partes iguales, pero está claro que el 3D aquí es un añadido por el que sí merece la pena pagar un poco más.

Otro de los hitos que distingue a esta película está en los planos secuencia. Cualquiera que sepa algo del estilo de rodar de Cuarón, especialmente si ha visto Hijos de lo Hombres, ya sabe de qué estamos hablando. Esas largas tomas sin cortes, perfectamente bien construidas y coordinadas, que convierten al entorno en un personaje más y hacen que el espectador viva la escena desde dentro y no desde fuera (de nuevo la ya explicada sensación de inmersión), aquí alcanzan su máximo colofón y complejidad técnica. Si en Hijos de los Hombres este director destacó por el empleo de unos planos secuencia brillantes (aquí va uno a modo de ejemplo), en Gravity se supera con creces. Ya para empezar, la película arranca con un plano ininterrumpido de un cuarto de hora de duración, en la que nos ponen en situación y ya consiguen que nos agarremos a la butaca aterrorizados. Una carta de presentación que deja claro cómo se las va a gastar la película. Es increíble el resultado y uno no alcanza a imaginar el gran trabajo de coordinación, interpretación y qué otros pormenores técnicos han tenido que entremezclarse para que esa primera escena salga adelante como lo hace. Una cosa está clara, no ha sido sólo mérito del ordenador, aquí hay mucho más. Sencillamente brillante, todo un disfrute de tensión y agobio.

Y es que como ya se ha dicho ese es el objetivo que persigue la película, que nos sobrecoja desde el inicio hasta el final. Hablamos de noventa minutos que no dan tregua para el respiro, en los que cuando parece que al fin vas a poder reponerte un poco, Cuarón se saca algún as de la manga y decide ponértelo un poco peor. Noventa minutos que pasan en un suspiro, pero en los que ocasionalmente podremos disfrutar de algunas escenas con una belleza visual pocas veces vista. Será en estos momentos, con una fotografía que es un regalo para los sentidos, en los que respiraremos con algo de tranquilidad.


Dejando de un lado los aspectos técnicos y centrándonos en el apartado interpretativo, podemos decir que Cuarón también ha acertado con la elección de George Clooney y Sandra Bullock (pese a que no fueron la opción inicial). El primero hace mucho de él mismo, algo que le viene muy bien a la cinta, pero sin duda la que deslumbra, carga con todo el peso, y hace que nos reconciliemos con ella es Sandra Bullock. Y es que esta mujer ha hecho gala de unos altibajos actorales más que notables a lo largo de su carrera, lo mismo la hemos podido ver en desacertadas interpretaciones como la que hizo en Demolition Man que nos ha regalado papelazos como el que se marca en Crash (colisión). Es curioso ver como ha sido candidata tanto a los Razzies como a los Globos de Oro, está claro que es una actriz capaz de mostrarnos lo mejor y lo peor de ese arte que es la interpretación. Por suerte para todos, esta es una de esas veces en que se ha sabido desgranar sabiamente el talento de esta mujer para sacar lo mejor de sí misma, construyendo un personaje con un dramático pasado aunque dibujado con sutiles pinceladas, las justas para no desviar la interpretación de su verdadero objetivo, que es el mostrarnos a una mujer que está obligada a aferrarse a cualquier clavo ardiendo para sobrevivir. El resultado, lo que muchos ya han calificado como el mejor de sus trabajos hasta ahora.

En todo este conjunto tan sobresaliente, lo único que puede desmerecer es que puntualmente (afortunadamente sólo en un par de ocasiones) se nota la imposición del espíritu Hollywood en el hacer de Cuarón. Cierto toque de aventura increíble que asoma en alguna escena y que, la verdad, no sé hasta qué punto era necesario. Minucias en cualquier caso que no empañan un resultado a todas luces sobresaliente.

Concluyendo, Gravity no es una película perfecta, pero se acerca muchísimo. Entretiene desde el inicio y no decae sino que va ganando según avanza la trama, te mantiene en vilo desde la primera toma. Es tan hermosa como agobiante, a veces terrorífica, con un apartado técnico que marca un antes y un después en el cine (y esto lo escribo con pleno convencimiento). Dramática, visualmente maravillosa, espectacular, sobresaliente en todo. Para verla en pantalla grande, a ser posible en formato 3D, y entrar de lleno en ella. Lo pone muy fácil, la verdad.


Puntos fuertes:

- La sensación de inmersión, una constante en toda la película.

- Un hito en el apartado técnico. Marca un antes y un después.

- La fotografía, esos planos secuencia, el perfecto acabado que se aprecia en todo.

- Visualmente hermosa, emocionalmente asfixiante.

- Que el mundo pueda recordar a Sandra Bullock por este papel a partir de ahora.


Flojea en: 

- Algunos momentos gratuitos de aventura que se pasan de increíbles, algo metidos con calzador.

- El 3D es sobresaliente, pero puede jugar en contra de la promoción de la película si no se aprecia con justicia todo el conjunto. Afortunadamente, las virtudes de la película son demasiadas para que eso pase.


PUNTUACIÓN: 9/10

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