CARTA ABIERTA A M. NIGHT SHYAMALAN.


Querido Shyamalan:

Podría dar varios rodeos, pero prefiero ir directo al grano: me tienes un poco mosqueado. Disculpa si me paso de directo, es que no sé muy bien qué pensar de ti... Verás, he seguido la práctica totalidad de tu trayectoria como director y, bueno, qué quieres que te diga, he llegado a la conclusión de que lo tuyo es darme una de cal y otra de arena. No sé si lo haces intencionadamente o no, pero es lo que hay.

Recuerdo la primera película tuya que vi en el cine, El Sexto Sentido (y sí, sé que antes ya habías dirigido otras dos, pero tendrás que reconocer que fue a partir de esa que tu nombre ganó fama en este mundillo que llaman del “séptimo arte”). El caso es que fue esa la primera vez que te conocí cinematográficamente hablando y, oye, reconozco que no pudimos tener mejor comienzo, me encantó la peliculita del niño que no hace más que ver muertos por todas partes. Te juro que salí del cine flotando, conseguiste que me metiera de lleno en la historia y que disfrutase cada segundo de ella. Aún recuerdo la tensión y el terror que me metiste en el cuerpo con algunas escenas, por no hablar de ese final que me dejó literalmente helado y del cual no revelaré nada aquí, no vaya a ser que haya alguien que por aquel entonces anduviera perdido en una isla desierta y venga yo ahora y le destripe la película. En fin, que nos regalaste un guión cautivador, nos enseñaste una faceta de Bruce Willis que no conocíamos y lanzaste hacia un efímero estrellato al por aquel entonces niño prodigio Haley Joel Osment. Bravo por ti.

Sin embargo, Salami (y perdona la confianza al cambiarte el nombre, pero es que llevo mucho tiempo escribiendo sobre ti en otros foros y me he malacostumbrado a llamarte cariñosamente por ese apodo), he tenido ocasión de volver a ver El Sexto Sentido alguna vez más y…. no sé, no sé. A lo mejor es cosa mía, pero parece que cuanto más la veo más se desinfla, incluso alguna escena llega a parecerme absurda. El caso es que como no quiero bajarla del pedestal donde la tengo ahora mismo –porque después de todo es una gran película- he decidirlo no verla más veces. Prefiero quedarme con los buenos recuerdos que empezar a ponerla a parir como si fuese el abuelo Cebolleta, esta película al menos no lo merece.

Todavía con la buena impresión que me dejó El Sexto Sentido, apenas pasó un año y ya anunciaste tu siguiente proyecto, El Protegido. Tengo que reconocerte que fui a verla al cine con muchísimas expectativas, en parte porque sabía lo justo y necesario de la trama, lo poco que nos habías dejado entrever a los espectadores que estábamos ansiosos por sumergirnos en tu nueva película: un hombre corriente (Bruce Willis otra vez) es el único superviviente de un accidente aéreo y, a raíz de esa milagrosa experiencia, echa una mirada atrás en su vida y descubre que nunca se ha puesto enfermo.

Ya está, con ese breve anticipo ya me tenías ganado. El planteamiento del argumento no podía ser más prometedor. Sólo leer esas cuatro líneas y ya me era imposible no ir al cine, necesitaba ver la nueva historia que había salido de tu cabeza. Reconozco, Salami, que sabes vender tus películas como nadie. Así que nada, ahí estaba yo en el Kinepolis de Madrid con un grupo de amiguetes de mi antiguo Colegio Mayor (por aquel entonces yo aún era un feliz universitario), palomitas y refresco en mano, convencido de que durante la próxima hora y media iba a ser absorbido por la misma magia que me encandiló en El Sexto Sentido. Pues bien, se apagan las luces, se proyecta la película y… no te sé decir muy bien lo que pensé al salir de la sala. No estaba seguro de si había visto un thriller, un drama o una ida de olla. A ver, resulta que la película trataba de un hombre corriente que descubre que es un superhéroe y de cómo afecta ese hecho a su familia. Bueno, el planteamiento en sí no está mal, pero al parecer quisiste darle un toque serio al asunto, rodar una cinta más cercana a un drama familiar que a otra cosa y, bueno, qué quieres que te diga, para mí al menos creo que el experimento te salió un poco rana.

Y ojo, no te estoy diciendo que no se puedan hacer películas “adultas” de superhéroes (para mí el mejor referente es sin duda El Caballero Oscuro), pero me parece que jugaste unas cartas sin saber muy bien en qué te estabas metiendo. Creo que mezclaste ingredientes que no casan bien entre sí y te salió un pastel raro. Por ejemplo, eso de que haya un personaje (interpretado magistralmente, eso sí, por Samuel L. Jackson) que se haya pasado toda su puñetera vida buscando a un superhéroe entre la gente corriente, leyendo cada día montañas de comics porque está convencido que son como las sagradas escrituras que contienen la verdad absoluta…. Bufffff, no sé, pareces querer darle un toque dramático y realista a algo que no está pensado para eso.

Entonces claro, con planteamientos como este te salen escenitas que son de traca. Y aquí me toca ponerme serio contigo Salami, porque tengo que echarte en cara algo que haces a menudo y que a mí al menos me pone muy nervioso. Hazme el favor: deja de meter a niños haciendo gilipolleces en tus películas. En concreto, y hablando de El Protegido, me eché las manos a la cabeza cuando vi la escena en la que el hijo del protagonista le apunta con una pistola, a su padre, dispuesto a dispararle porque está convencido de que es un superhéroe y quiere convencerse pegándole un tiro, a ver si detiene la bala con los dientes, con la mano, o yo que sé con qué narices estabas pensando cuando tuviste esa feliz idea. Pues eso, a la escenita que ya de por sí era para hacerle un homenaje quisiste cargarla además con tintes melodramáticos, pero de los chungos, de esos que transmiten más vergüenza ajena que otra cosa. Y allí estaba el chaval sosteniendo el arma conteniéndose en vano las lágrimas, Bruce Willis con cara de circunstancias, la madre dudando si cruzarle la cara al chiquillo o esconderse bajo la mesa, y yo preguntándome qué narices habías comido o fumado ese día para que se te ocurriese una chorrada tan grande.

Para más INRI, joder Salami, que estás haciendo que sea un niño el que apunte a Bruce Willis, a un tío al que he visto masacrar sin despeinarse a terroristas, mafiosos y asesinos de la peor calaña… ¿y pretendes hacerme creer que se va a quedar quieto ante un crío tembloroso le apunta con un revolver? No Salami, no. La respuesta natural de Bruce Willis en una situación así habría sido sacar una metralleta Uzi o cualquier otra arma más mortífera y disparar a su atacante mientras grita “Yippie kay Yay, hijo de puta”. Pero bueno, entiendo que en tu película no buscabas eso.

Bromas aparte, El Protegido resultó ser una decepción, al menos para mí, aunque reconozco que cuando se estrenó en los cines se ganó por igual tantos admiradores como detractores. Lamento decirte que yo estoy en el bando de los segundos, entre otras cosas por ese final con el que decidiste cerrar la película que, sinceramente, a mí no me convence. Parece que esté metido con calzador y tiene pinta de que lo hayas puesto ahí sólo porque querías demostrar, como ya hiciste en El Sexto Sentido, lo mucho que te gusta dar un giro sorprendente a la trama al final de tus películas. Lo siento Salami, pero creo que en esta ocasión no te salió igual de bien.

En fin, que tras El Protegido te me habías derrumbado un poco como mito. Por eso, cuando me enteré de tu siguiente proyecto, Señales, empecé a interesarme pero con más reservas. Sin embargo, otra vez supiste venderme la moto, y en esta ocasión fue al enterarme que la película trataba –o al menos así me lo hiciste creer– de los misteriosos círculos aparecidos en los campos de trigo en varios puntos de nuestro planeta. Se han escrito muchas teorías sobre el tema, la mayoría apuntan a visitas de extraterrestres, y oye, te reconozco que siempre me ha parecido un fenómeno del que podría sacarse un estupendo guión y por ese motivo conseguiste volver a captar mi atención con Señales.

Sin embargo, volviste a meterme un gol. Para comenzar, resulta que lo de los círculos en los campos de trigo no era ni de lejos el eje principal de la historia. De hecho, son algo puramente anecdótico. Y eso, pese a que te curraste una enorme campaña publicitaria centrada sólo en esa parte, que al final apenas tiene peso en la trama. Pues mal empezamos. Pese a esto la película tiene su aquel, no te lo voy a negar, reconozco que tienes un don para ponerme los pelos como escarpias del miedo cuando ruedas ciertas escenas (esa fiesta de cumpleaños…. Por cierto, a ver si dejas esa manía que tenéis muchos directores de pegar sustos a base triplicar de golpe el nivel de decibelios, que algún día matareis de sordera a alguien). Sí, es verdad que Señales tiene puntualmente momentos escalofriantemente brillantes, pero lástima que el conjunto no esté muy allá, creo que hay demasiados altibajos. Quizá sea porque lo de los extraterrestres empeñados en invadirnos esté demasiado visto, y la verdad creo que esta película tuya pocas novedades aporta a un género ya bastante machacado. Lo siento Salami pero yo al menos lo veo así. Eso sí, me gustó que no mostrases mucho a los bichos espaciales durante la casi totalidad de la película, eso ayuda a crear tensión, pero qué lástima que eso no fuese durante todo el metraje y al final te animases a enseñárnoslos en todo su esplendor. Por cierto, humanoides verdes y altos… demasiado típico ¿no?.

Bueno, lo cierto es que Señales aún sin ser una película para echar cohetes consiguió impactarme y que la siguiese con interés, aunque no termino de perdonarte (ya lo sé, soy muy pesado) el que me la vendieses como una historia sobre los círculos en los campos de trigo. Con todo, volví a recuperar la fe en ti, me saqué la espinita que me dejaste con El Protegido y me hiciste ver que seguías teniendo bajo la manga cosas interesantes que contar, algo que terminaste de demostrarme con tu siguiente película, El Bosque.

Pues sí Salami, El Bosque acabó de convencerme. Buen planteamiento, buenas interpretaciones, buen guión y bien rodado. Y eso que lo del pueblo acosado por criaturas salvajes no puede decirse que sea un alarde de originalidad, pero le supiste dar “tu toque”, mezclando inteligentemente un cuento de terror con una historia más humana, con amores imposibles y otros dramas. Me gustó el resultado, no te voy a mentir, pero se te vio el plumero otra vez: necesitas introducir el factor sorpresa al final de la película ¿no? Si es que no puedes evitarlo. Bueno, al menos en este caso ese golpe de efecto no parecía que estuviera metido con calzador. Vaya, que con El Bosque levantaste cabeza muy dignamente Salami, qué lástima que luego se te ocurriese rodar La Joven del Agua.

A ver, porque con esta no sé por dónde empezar. Y mira que la idea original –como todas las tuyas– es todo un ejemplo de imaginación y fantasía, de esos que te hacen quitarte el sombrero: una joven ninfa proveniente de un reino mágico se encuentra atrapada en nuestro mundo, incapaz de volver al suyo debido al acoso de unos terribles monstruos que, como ella, se han escapado del reino fantástico donde viven y campan a sus anchas por nuestra realidad. Sólo el encargado de mantenimiento de un bloque de apartamentos, junto a los vecinos que en el mismo habitan, podrán cambiar su suerte acabando con los monstruos para que la joven vuelva a su mundo.

Pues que bien, suena a cuento fantástico ¿no? El problema, Salami, es que te pasó lo mismo que con El Protegido: intentaste mezclar tintes de cuento e irrealidad con personajes y situaciones cotidianas. Pero de nuevo no supiste hacerlo del todo bien. Y de nuevo había risas donde supuestamente debería haber drama. Y de nuevo metiste a niños haciendo…. chorradas. A ver, puedo aceptar que haya una ninfa que ha llegado a nuestro mundo a través de una piscina, puedo aceptar que unas bestias malvadas estén persiguiéndola y se oculten entre nosotros sin que nadie se entere, puedo aceptar que la ninfa sea acogida por los vecinos de un complejo de apartamentos y que nadie llame a un loquero… pero ver a un niño que lee profecías ocultas en una caja de cereales es demasiado para mí. Lo siento, me puede. ¿Qué te han hecho los niños para que les sometas a tamaña humillación?

Sé que no es muy elegante decirlo, y menos de alguien como yo que ni vive del cine ni tiene conocimientos para hacerlo, pero es que… chico te lo diré sin tapujos: La Joven del Agua no tiene por donde cogerla. Cae en los mismos fallos que El Protegido, y los multiplica a la enésima potencia. Creo recordar que fue la primera película tuya que me llegó a parecer aburrida de verdad.

Así que nada, una de cal y otra de arena. Después de El Bosque, con la que parecía que remontabas el vuelo, te pegas el batacazo con la ninfa de la piscina, los vecinos raritos y el chaval de los Corn Flakes. Y para colmo, pasan dos años más y vuelves a la carga con El Incidente.

Como suele decirse, con El Incidente salimos de Guatemala para caer en Guatepeor. Me informé por Internet acera de la trama y, una vez más, parecía que se nos venía encima una historia de las buenas: un día como otro cualquiera, la gente comienza a contagiarse repentinamente de una locura colectiva y le da por suicidarse. Nadie sabe por qué sucede, pero parece ser que es debido a algo malvado que flota en el aire. Otra vez un buen arranque de la trama, pero esta vez ya iba con la lección aprendida y no me hice apenas ilusiones, pese a que el trailer y los carteles promocionales de la película invitaban a ir al cine el mismo día del estreno.

Es cierto Salami, ya me dirás quién te prepara las campañas promocionales porque sin duda es alguien que sabe hacer muy bien su trabajo. El merchandising previo a la película ponía los dientes largos, y el trailer ya mostraba dos o tres escenas brillantes. Sin embargo, una vez vista la película descubrí precisamente eso, que sólo tiene dos o tres momentos que se salvan de la quema. El resto de la cinta se olvida al minuto de salir del cine. Por cierto, me llamó mucho la atención como abusaste de primeros planos en El Incidente. A ver, que yo no soy un experto en esto ni mucho menos, pero tal y como lo veo un primer plano tiene sentido cuando el actor o la actriz tienen una expresividad de esas que transmiten mucho sin decir nada (Jonathan Demme lo sabía muy bien cuando trabajó con Jodie Foster y Anthony Hopkins en El Silencio de los Corderos), o cuando, sencillamente, son una cara bonita y cuanto más salgan en pantalla mejor se va a vender la película.

Pues bien, resulta que en El Incidente vas y nos coses a primeros planos de Mark Wahlberg. Bien, no sé si este hombre es una cara bonita o no, a mí al menos no me parece atractivo (dicho sea desde mi condición de heterosexual), pero lo que sí tengo claro es que es tan expresivo como una tapa de alcantarilla. ¿De verdad hacían falta esos primerísimos planos, donde se le pueden ver hasta los poros de la piel, sin que el tío cambie lo más mínimo el rictus de la cara? No sé, a mí al menos no me lo parece.

Y mira, después de El Incidente perdí toda esperanza. Me pareció tan lenta y aburrida que, pese a su genial arranque, al final salí casi más quemado que con La Joven del Agua. Luego supe de tu última película, Airbender. El Último Guerrero, y ha sido la primera vez desde El Sexto Sentido que no me he animado a verla. Por lo poco que sé, está basada en una novela gráfica, va sobre un rollo de magos y guerreros místicos, y la crítica la ha puesto a parir. Vamos, me temo que no me he perdido nada.

¿Por qué Salami? ¿Por qué tienes tan buenas ideas pero no llegan a cuajar cuando las desarrollas? A lo mejor es que eres un buen inventor de historias, sabes darles un comienzo brutal pero cuando hay que meterle chicha a la trama se te suele ir la cosa de las manos.



Sin embargo, me niego a creer que seas malo en este oficio del cine. Pese a los varapalos que te han caído con Airbender, estoy convencido que sabes entretener al público. A lo mejor es que vales más como creativo que como director. Quizá lo tuyo sea poner la semilla para un buen guión. Mira, lo último que anuncian de ti es La trampa del mal (horrible traducción para su título original, Devil), que no la diriges pero sí que es fruto de una idea tuya. Así nos la están vendiendo en los primeros carteles promocionales, donde se empeñan en destacar que es una película nacida “de la mente de M. Night Shyamalan”.

Ya he visto el trailer y he leído lo poco que se sabe del argumento: cinco personas quedan atrapadas en un ascensor…una de ellas es el Diablo.

Te lo digo ya Salami, la voy a ver. Me ha vuelto a picar la curiosidad, y más aún sabiendo que es una idea tuya… rodada por otro director. No sé qué puede salir de esto, la verdad, pero pinta bien y al menos iré al cine con ganas.

Ya te contaré, hasta entonces recibe un afectuoso saludo.

Clímaco.

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